

La lógica del sonido dice que todo es relativo a aquello que lo precede. Es decir, el silencio existe porque antes hubo ruido y, a su vez, hay bullicio porque después no lo habrá. Este dilema le devuelve relevancia al escándalo como ente y reflejo de lo que somos así como de nuestras emociones y de aquello que nos rodea. Con base en esas reflexiones, Zizzy creó su primer álbum solista como una colección de pensamientos intrusivos que alternan entre momentos de calma y euforia, y que, además, construyen su matiz humano. Una balada lo-fi con AutoTune abre el disco tras una intro ambiental, las cuales van seguidas de música disco, afrobeats, reggaetón y R&B, el género que se ha encargado de moldear, en su variable mexicana, en sus colaboraciones con Yoshi y AQUIHAYAQUIHAY. Sus dos facetas artísticas, como productor y escritor, brillan como muestra de su poder individual pues, desde ambas, construye el concepto de que, a veces, la música también es estruendo.